La iglesia de San Esteban Protomártir de Cenicientos es un edificio gótico, construido a finales de siglo XV o a principios del XVI. La iglesia está consagrada a la advocación de San Esteban Protomártir, santo patrono de la villa. Está situada en la plaza de la iglesia. En 1983 fue declarada “Bien de interés Cultural”. El edificio se compone de un cuerpo principal alargado que se adosa, siguiendo la orientación canóniga, una cabecera poligonal a oriente y una torre cuadrada a los pies. El alzado y los muros de sillería se rematan con una cornisa de bolas, presentando una mayor altura los del presbiterio cuya cubierta sobresale por encima de la nave. En el centro de esta última se abre la portada principal, protegida por un arco de medio punto.

De este templo se pueden contar innumerables curiosidades, como que sus muros son custodios del copón de Carlos V, regalado por el marqués de Villena al pueblo por su valentía durante la Reconquista, o que durante las obras que se llevaron a cabo en el suelo para instalar la calefacción se encontraron restos humanos que se trasladaron al cementerio municipal.

Algo que sin duda llama la atención es el falso retablo situado detrás del altar. En él se representa el martirio de San Esteban y, además, en esta pintura también podemos ver a un joven Saulo de Tarso (San Pablo) cuando aún perseguía a los cristianos antes de su conversión.

Una curiosidad a destacar es que esta pintura está inspirada en la obra «Martirio de San Esteban» de Juan de Juanes , pintor español, ubicada en el Museo del Prado de Madrid.

El retablo original de la iglesia fue destruido durante la Guerra Civil española junto con otras piezas pictóricas y escultóricas que se encontraban en su interior.

El baptisterio, lugar donde se recibe el primero de los sacramentos, está ubicado en el último lugar de nuestro templo, en el extremo opuesto al altar. Su situación simboliza la iniciación a la vida cristiana.

La campana grande de la torre fue bendecida en el año 1610 por el Obispo de Troya y como curiosidad podemos contar que este obispo conminó a Lope de Vega para que se afeitase el bigote y la perilla, por ir esto en contra de los usos religiosos, cuando este último estaba tomando los hábitos. A esto, el poeta y dramaturgo le contestó «De Troya tenía que vivir lo que aplacase mis incendios»